Mataveras fue un hombre de campo. Aprendió de la tierra, se alimentó del tiempo y dicen que siempre fue viejo. No levantaba la vista del suelo, porque en los terrones de los viñedos leía el frío y el sol, el agua y el sabor de sus uvas.

Sentado a la vera del camino, observaba los rastros de los días y las gentes. Y cuando alguien tenía preguntas, él daba respuestas de pocas palabras, siempre las justas. Y así, casi en silencio, se convirtió en leyenda.

Desde entonces, cuando alguien con corazón busca un consejo, sobre el vino o sobre la vida, Mataveras aparece a su lado, masticando entre dientes lo que más necesita escuchar.

Esta es la leyenda de Mataveras, un personaje que encarna la esencia de este vino, con un carácter profundo y pegado a la tierra.

MATAVERAS ES UN CRIANZA

Para la elaboración de este crianza, se fermenta el vino con sus propios hollejos durante 15 días a 28ºC, con una pre maceración en frío de 4 días. Una vez hecho el descubado, se realiza la fermentación maloláctica durante 1 mes en barrica americana y francesa. El proceso de crianza se realiza en roble americano y francés con un mínimo de 18 meses.

NOTA DE CATA

Presenta un color rojo picota muy vivo, intenso y muy cubierto, como bien define la añada.

En nariz tenemos una entrada aromática muy intensa, con notas acarameladas, toffees, tostados y un gran recuerdo a chocolate negro. Presenta unos tonos balsámicos muy fuertes, pero con una base de vino muy importante, con frutas sobremaduras.

En boca, catamos un vino potente, con personalidad, estructurado y equilibrado sin aristas. Con un postgusto largo, dejando recuerdos de tonos torrefactos persistentes.